—Caballero, ¿quiere hacer el favor de decirme si estoy en Plumfield ?... — preguntó un muchacho andrajoso, dirigiéndose al señor que había abierto la gran puerta de la casa ante la cual se detuvo el ómnibus que condujo al niño. —Sí, amiguito; ¿de parte de quién vienes ? —De parte de Laurence. Traigo una carta para la señora... ©Electre 2025