Con el seudónimo de Currer Bell, Charlotte Brontë publicó la que habría de convertirse en una de las novelas más representativas del Romanticismo inglés. Escrita en primera persona, es la historia de los amores entre el sardónico y, a la vez muy atractivo Rochester y la joven institutriz Jane. Después de múltiples peripecias, la historia de amor conoce un final feliz.