El señor Grogó ha prometido a unos amigos acompañarles en una cacería de jabalíes. A él no le hace ninguna gracia, pues le dan miedo estos animales. Shola se imagina a los jabalíes como unas ovejas, pero en negro y más morrudas. Se empieza a imaginar a ella misma cazando jabalíes y piensa que se va a convertir en una heroína. Insiste tanto en acompañar al señor Grogó, que éste le permite ir. Finalmente salen de caza, pero cuando Shola ve cómo es un jabalí de verdad, sale huyendo. Y el señor Grogó con ella, que también tiene mucho miedo. Vuelven a casa y el señor Grogó decide que nunca volverá a hacer una promesa de ese estilo.