Buenos días, monstruo: Cinco viajes heroicos de recuperación (Psicología)

He aquí la asombrosa trayectoria de cinco pacientes que superaron enormes traumas y salieron de ellos fortalecidos, como auténticos héroes. Con el don narrativo de una novelista, la psicoterapeuta Catherine Gildiner nos habla con detalle de sus luchas y del camino hacia la recuperación, así como de su propio aprendizaje y evolución como terapeuta. Los cinco casos son: un músico muy admirado y a la vez solitario que sufría una disfunción sexual; una joven cuyo padre los abandonó a ella y a sus hermanos en una cabaña en mitad de un bosque; un indígena que había soportado circunstancias terriblemente traumáticas en una escuela residencial; una joven a la que los abusos sufridos en la infancia le habían creado un grave trastorno de personalidad, y una glamurosa profesional adicta al trabajo a la que, de niña, su madre saludaba cada mañana con un «Buenos días, monstruo'. Cada paciente acude a la doctora Gildiner para resolver un problema inmediato pero, poco a poco, descubre que el origen de su sufrimiento lleva mucho tiempo enterrado. Enfrentarse a esa realidad les exigirá autorreflexión, valentía, estoicismo, perseverancia y el perdón en su inquebrantable determinación por afrontar sus monstruos.

Here is the amazing trajectory of five patients who overcame enormous traumas and came out of them stronger, as true heroes. With the narrative gift of a novelist, psychotherapist Catherine Gildiner tells us in detail about her struggles and the road to recovery, as well as her own learning and evolution as a therapist. The five cases are: a much-admired and at the same time lonely musician who suffered from sexual dysfunction; a young woman whose father abandoned her and her siblings in a cabin in the middle of a forest; an indigenous man who had endured terribly traumatic circumstances in a residential school; a young woman whose childhood abuse had created a serious personality disorder, and a glamorous workaholic professional who, as a child, was greeted by her mother every morning with a "Good morning, monster". Each patient goes to Dr. Gildiner to solve an immediate problem but, little by little, she discovers that the origin of their suffering has long been buried. Facing that reality will require self-reflection, courage, stoicism, perseverance and forgiveness in their unwavering determination to face their monsters.